jueves, 13 de noviembre de 2008

Alberto Torroba y su increíble historia

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Alberto Torroba recorrió el mundo durante dos décadas y hoy es un chacarero que cría vacas en Anguil, La Pampa. En 1989 cruzó el Pacífico en un bote de vela, sin instrumentos y guiado sólo por las estrellas; ésa y otras muchas proezas son admiradas en el mundo de la navegación.

Los caminantes del Grupo San José, acompañados de sus dirigentes, viajaron hacia su campo ubicado entre Anguil y Santa Rosa, para compartir una jornada con el aventurero, quien relató a los jóvenes gran cantidad de experiencias alrededor del mundo y les dejó su particular visión de la vida.

Muy joven, Torroba viajó a España, pasó por diferentes países y vivió unos años en La India. Cuando llegó a Japón, entendió que lo suyo era la navegación; allí armó su primer velero y se hizo a la mar. A partir de 1982 pasó 13 años navegando barcos de vela construidos por él mismo, y cruzó dos océanos guiándose sólo por las estrellas. Los chicos escucharon sus historias, y se asombraron con su austero modo de vida de hoy, en su campo de 400 hectáreas, donde vive con sus tres hijas.

“Tiene una mirada distinta de las cosas, además que siempre tuvo mucha rebeldía. Cuando conoció La India se aferró al budismo y tomó otro enfoque de la vida, y por más que hoy no sigue esa religión algunas cosas las respeta, como uno de los mandamientos que habla de no tener pertenencias; a mí me llamó la atención cuando contó que vivió con una tribu indígena. Si no fuera porque lo deportaron, hubiera seguido allí porque le encantaba esa vida” contó Laura Bessone, una de las chicas que integró la delegación del grupo.

Torroba no da reportajes y no recibe contingentes, pero esta vez aceptó después de mucha insistencia porque se trataba de jóvenes scouts. “A mí me asombraba cuando contaba sus viajes, nos decía que disfrutaba de la soledad. Es una persona fuera de lo común, muy inteligente, y que nos contó un montón de cosas” señaló Yanina Sánchez, otra de las caminantes que compartió la jornada con Torroba.

Sus hazañas son valoradas sobre todo entre los navegantes, ya que con embarcaciones construidas por él mismo y navegando sin instrumentos logró cruzar el Pacífico, en 1989. Había aprendido la técnica de los polinesios, que se guiaban por las estrellas: “Es otra forma de percibir el mundo, te hace desarrollar un instinto particular. No es como usar navegador satelital, cronómetro, brújula, sextante, para calcular en forma abstracta una posición segura. Navegar sin instrumentos exige observar otras cosas: durante semanas, meses, sólo hay océano y cielo; un anticiclón de un lado y un ciclón del otro; pájaros que vuelan en determinada dirección, olas que se refractan, nubes que no avanzan. Encontrás el punto como las aves migratorias, por puro instinto” contó Torroba en una nota publicada por el diario La Nación.

Los que viajaron

La delegación que compartió la jornada con Alberto Torroba estuvo integrada por los jóvenes Yanina Sánchez, Sasha Matteucci, Laura Bessone, Micaela Nielsen, Julieta de Peroy, Daiana Sánchez, Florencia Moyano, Juan Mancini, Iván Rodríguez, Franco López, Pedro Molina y Bautista Varillas. Los dirigentes Pablo Fedoraszezech, Andrés Matteucci, Leticia Santiago y Gerardo Muñoz.

Agradecimiento

Los scouts quieren agradecer por este medio a Sandro Astengo, quien hizo los contactos para que Torroba recibiera a los jóvenes en su campo.

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