martes, 13 de enero de 2009

A los que abandonan el escultismo

Querido amigo anónimo, ex-scouter de donde quiera que seas:

Hoy te encontrado por la calle. Acabas de tomar la decisión de abandonar el escultismo activo en tu Grupo. Ya "no tienes tiempo", dices, como si el tiempo fuese algo que se tuviese, no que nos hubiese sido dado como un regalo. En efecto, amigo, el tiempo es la vida, lo que lleva aparejado que, con un somero desglose horario de tu jornada diaria, puedo conocerte mejor, puedes conocerme más. ¿A qué dedicamos el tiempo de nuestra vida?

No te engañes, amigo: llegará un día en que otras opciones de tu vida no podrán llenar el hueco que ahora dejas. Tu grupo seguirá ahí, aunque las personas cambien. Tú también has contribuido al mismo, tú también eres, o has sido, parte del mismo. Y ahora, como en el fútbol, dices que te vas. Algún problema personal, alguna influencia exterior, una sensación de cansancio, de apatía, de falta de confianza en el escultismo, quizá una decepción... No me digas la causa, amigo. Todas sirven para lo que quiero decirte.

Al igual que en el deporte, cuando un jugador de elite se desvincula de "su" equipo, siempre tiene dos formas de hacerlo: Una, yéndose por la puerta grande, siendo recordado, volviendo al cabo de un tiempo, estando a disposición, asesorando al propio equipo en tareas directivas o deportivas... Otra, eligiendo la puerta pequeña, la de los cobardes, la de los miedosos, la de los "corazones chicos" que dijo ese gran poeta-scout que fue José Luis Rubio. Los primeros, siempre son queridos y recordados; los segundos se van y se olvidan, como las hojas del otoño.

Querido amigo: ser scout no es solo ser. La Promesa no imprime caracter ipso facto. Ser scout es, también ESTAR. No seas como todos aquellos que repiten la frase del mariscal norirlandes Lord Kitchener "scout una vez, scout siempre" (remedando al secular adagio católico "sacerdote una vez, sacerdote siempre"). Un sacramento, para el que cree, imprimer carácter. Ser scout, no. Tienes que estar luchando cada día contra los problemas, los "escollos", las dificultades... Muchos de los que se consideran a sí mismos scouts no pisan un local scout desde hace años, desconocen el significado de la palabra compromiso social y sus relaciones con la naturaleza no pasan de la barbacoa dominical o el botellón campestre.

Podríamos decir que, hoy, ser scout consta de dos tareas:
  • ESTAR: Participar en la medida de las posibilidades en la vida de un grupo scout, una asociación de scouts adultos, una colaboración concreta, periódica y sincera.
  • VIVIR: Ser ejemplo de los valores escultistas en la vida familiar, social o profesional.
Para un Grupo, una baja en el escultismo siempre es un pequeño fracaso, como si la frase "si Dios me ayuda, para toda la vida", que formulamos en el ritual de nuestra Promesa scout, hubiera sido dicha sin sentido.

Lo único que te pido, amigo, es que, ya que has decidido no estar, al menos, intentes vivir como scout el tiempo que estés lejos y que, de alguna forma, sientas presentes los días en los que te esforzaste hasta el infinito por dar a los otros lo mejor de ti.

Un saludo, y buena ruta.

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